martes, 3 de agosto de 2010

América Latina en el siglo XXI: “Las venas siguen abiertas”.




Base conceptual de Galeano.
En 1971 aparece en Montevideo un libro llamado “Las venas abiertas de América Latina” escrito por el uruguayo Eduardo Galeano que haciendo una lectura regional del marxismo, señala que la división internacional del trabajo consiste en que unos países se especialicen en ganar y otros en perder.
Asimismo afirma como premisa fundamental que nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta. Su libro marcó a toda una generación de América Latina y explica toda nuestras miserias, todas nuestras debilidades, todas nuestras frustraciones, en fin, todos nuestros males en la acción demoníaca del imperio de turno.
Así establece como nuestro primer infierno la llegada de los españoles que con el signo de la cruz solo vinieron a robar nuestro oro y nuestra plata destruyendo el paraíso indígena que reinaba en nuestras tierras. Luego tras el azúcar y otros tesoros agrícolas otros imperios succionaban vilmente nuestra riqueza del suelo americano. Luego fueron los minerales, estrategias de libre comercio, de industrialización, todas, según el autor, diseñadas y pergeñadas para empobrecernos, esclavizarnos, y robarnos nuestra riqueza. Todo este planteo, conjuntamente con la prédica marxista y el espejo del idealismo del socialismo real de la URSS y sus satélites llegaron a establecer un discurso que fue creciendo en nuestra América Latina, fortaleciéndose en la praxis política y permeándose en la sociedad hasta establecerse como una pauta cultural.
Dice el mismo autor en un comentario escrito siete años después de la primera edición “El subdesarrollo no es una etapa del desarrollo. Es su consecuencia. El subdesarrollo en América Latina proviene del desarrollo ajeno y continúa alimentándolo. Impotente por su función de servidumbre internacional, moribundo desde que nació, el sistema tiene pies de barro.”
Aunque el libro no establece claramente un camino a seguir, hace un llamamiento a la “redención de los héroes ayer traicionados”…”La causa nacional latinoamericana es, ante todo una causa social, para que América Latina pueda nacer de nuevo, habrá que empezar a derribar a sus dueños, país por país. Se abren tiempos de rebelión y cambio”. Todo su análisis y reflexión lleva a concebir una lucha de clases en el interior de cada nación, tal como la concibe Marx y agregarle una lucha anti imperialista, por supuesto que sólo contra USA y sus aliados e inspirada por el bloque encabezado por URSS, en claro utilitarismo de la guerra fría.

Se viene el NEOLIBERALISMO
Mientras esta ideología permeaba en todas las instancias sociales de nuestra América Latina, surgía en el norte un movimiento que estaba dirigido a establecer una nueva concepción de cómo dirigir los Estados. Algunos señalan que son un conjunto de Políticas Públicas, otros un simple programa y otros la califican como una ideología. El llamado posteriormente Neo Liberalismo, fundamentalmente por sus detractores, surge a partir de las concepciones elaboradas por la Escuela Austríaca entre ellos Von Mises con su famoso libro “La Acción Humana”, su discípulo Hayek Premio Nobel de Economía en 1973 y Milton Friedman premio nobel de 1975 e iniciador de la revolución Académica.
Estas ideas tienen especial atención de los gobernantes que casualmente llegaban al poder en esa época tanto en Londres como en Washington, Margaret Thatcher y Ronald Reagan que se enfrentan a una serie de dificultades en sus países y deciden impulsar las ideas que a partir del llamado Consenso de Washington, se convierten en un programa general. Este programa que para unos se convirtió en plan casi sagrado de acción se puede resumir en:
• Disciplina fiscal,
• Reordenamiento de las prioridades del gasto público,
• Reforma Impositiva,
• Liberalización de las tasas de interés,
• Una tasa de cambio competitiva,
• Liberalización del comercio internacional (trade liberalization),
• Liberalización de la entrada de inversiones extranjeras directas,
• Privatización,
• Desregulación y
• Derechos de propiedad.
Este programa, que fuera implementado con éxito en varios países y no sólo en países desarrollados sino también en algunos que presentaban grandes problemas sociales y de sub desarrollo como Nueva Zelandia, Irlanda o Europa del Este.
En América Latina y aunque tuvo una aplicación imperfecta, a medias o defectuosa según el caso, no tuvo buenos resultados y en muchos casos se desanduvieron sus pasos, desarticulando muchas de las reformas.
También es cierto que por esos días y en la implementación de las reformas existieron muchas dudas sobre la transparencia de los procesos y la corrección en las conductas de muchos de los administradores públicos. Conductas deshonestas que no fueron propias y exclusivas de esa época, fueron antes y después, en gobiernos liberales y socialistas, pero particularmente en aquella época fueron publicitadas y se practicó como nunca una judicialización de cuestiones políticas.


CONTRATAQUE SOCIALISTA
Desde 1990 en pleno auge del Neo Liberalismo en América latina y buscando una alternativa a la caída del Muro de Berlín, se realiza el Foro de San Pablo y desde ahí comienzan a tejerse estrategias para implementar alternativas socialistas en el continente.
En 1999 asciende Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela, más tarde (2003) Ignacio Lula Da Silva y su Partido de los Trabajadores gana el gobierno de Brasil, en el mismo año Néstor Kirchner proveniente del Movimiento Montoneros gana con el Peronismo el gobierno argentino, Tabaré Vázquez y la coalición de izquierdas Frente Amplio gana las elecciones en Uruguay(2004), Evo Morales del Movimiento al Socialismo ganan las elecciones en Bolivia (2005), Rafael Correa afín a las posturas chavistas asume el gobierno de Ecuador (2006), Danilo Ortega y el Frente Sandinista recuperan el gobierno de Nicaragua (2007), y aquí en Paraguay el triunfo de Lugo de 2008 fue celebrado por todas las izquierdas de América Latina.
Claro que así que como en los 90’ los gobiernos de orientación liberal no fueron todos iguales y hubo diferencias en las graduaciones de sus políticas y por ende en sus resultados, así en el socialismo que avanza en el continente a partir del 99, tampoco podemos equiparar a todas las experiencias ya que hay graduaciones tan disímiles que van desde el Chile “socialista” que casi no se despega del neoliberalismo en sus políticas macro y disfruta su TLC con Estados Unidos, hasta la Venezuela de Chávez y el Bolivia de Evo que tienen como quimera la revolución cubana a quien admiran y veneran.

También es cierto que si bien todas estas últimas experiencias han librado una dura batalla dialéctica contra el neoliberalismo, acusándolo de todos los males contemporáneos, muchas de las medidas aconsejadas por la corriente de Chicago, fueron mantenidas en varios de los países.
Algunos buscaron liberalizar el comercio internacional e incluso promovieron acuerdos con EEUU, se lanzaron a la búsqueda de inversiones extranjeras, en algunos casos trataron de mantener la disciplina fiscal, incluso implementaron algunas privatizaciones sin la alharaca de los 90.

REPLICA A GALEANO
Hay algunos autores muy críticos a este giro que viene dando América Latina, y califican duramente el modelo “caudillista, populista, marxista y demagogo”. En 1996, tres autores latinos publicaron “El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano” y diez años después actualizándose con los cambios en el continente publicaron “El regreso del Idiota”.
Alvaro Vargas Llosa (Perú), Carlos Alberto Montaner (Cuba) y Plinio Apuleyo Mendoza (Colombia) desmenuzan con un ácido humor que permite caer en la burla y hasta la falta de respeto, las incoherencias, errores y fundamentalismos en la que hemos caído los latinoamericanos.
Lanzan todas sus baterías contra ese modelo que surge inspirado en la obra de Galeano, es más califican al libro publicado por el uruguayo como “La Biblia del perfecto idiota”.
En el segundo trabajo realizan una separación de lo que llaman una “izquierda carnívora” representada fundamentalmente por Chavez, Evo Morales, Kirchner y Correa, influenciados todos por Castro y marcados por un desprecio a las reglas de derecho, autoritarismo, negación del mercado, la demonización de las inversiones extranjeras, la planificación y control estatal de la economía, todo ello sustentado en un gran asistencialismo y clientelismo realizado desde el Estado para mantener una base electoral cautiva y económicamente dependiente.
Por otro lado la denominada “izquierda vegetariana” donde ubican a Bachelet de Chile, a Lula de Brasil y a Tabaré Vázquez de Uruguay, donde a pesar de mantener un discurso internacional afín con el socialismo y el anti imperialismo, señalan un mayor respeto por la institucionalidad, por las reglas del estado de Derecho, más abiertos al comercio internacional, a las inversiones y hasta con muy buenas relaciones con EEUU y los organismos internacionales.
Los autores casualmente también apelan a la imagen figurativa de que el modelo de la izquierda carnívora es un gigante con pies de barro y no tiene sustentabilidad.
Primero es bueno que nos digamos con franqueza como estamos, luego reconozcamos nuestros propios errores, por nuestras propias acciones y también por nuestras omisiones y luego tratar de definir un rumbo que realmente nos pueda sacar de nuestra postergada posición.

CUENTOS CHINOS
En 2005, el periodista Andrés Oppenheimer publico “Cuentos Chinos”, un libro que se reeditó 16 veces desde entonces.
Realiza un estudio interesante de la realidad de nuestro continente y además realiza un paralelismo con otras regiones del mundo, la Europa del este, los tigres asiáticos y fundamentalmente la gran potencia emergente China.
Comienza el prólogo con las conclusiones de dos investigaciones, una de la agencia norteamericana de inteligencia (CIA) y otra del seno del Parlamento Europeo sobre la posición de las diferentes regiones para los próximos veinte años.
Los resultados respecto a nuestro continente son fulminantes: nuestro continente es irrelevante para el mundo, nuestra participación en el comercio y en la economía global, es pequeña y tiende a ser menor, a pesar de todos los cambios nuestra situación tiende a deteriorarse.
Tal vez de éstos informes, las dos únicas excepciones son la importancia que puede tener Brasil y el ejemplo de Chile, pero que al ritmo de crecimiento y desarrollo del planeta, no llegan a pesar en la irrelevancia que tiene todo el continente.
Hay otros datos que resulta interesante advertir, por el contrario a lo que creemos los latinoamericanos, tal vez influenciados por nuestras realidades o las vecinas, la pobreza en el mundo retrocede. Aunque todavía está en niveles que nos avergüenzan, se pueden observar avances ya que en los últimos 20 años la población que vivía con menos de un dólar diario se redujo de 40 a 21% y la que vive con menos de dos dólares se redujo de 66 a 52%.

Las cifras de pobreza en América Latina no tienen ese ritmo de reducción e incluso en algunos países, y por más que se quieran maquillar cifras, la pobreza ha aumentado. Lo peor es que se puede decir es que, mientras ha existido un crecimiento económico, la pobreza ha aumentado y por ello concluimos que la distribución de la riqueza es tremendamente injusta aún en regímenes que se proclaman socialistas.
A propósito del maquillaje se ha implementado en Uruguay un Plan de Emergencia Social, que posteriormente se ha transformado en un Plan de Equidad Social y por el que se le traspasan desde el Estado una cifra mensual a las personas que no tienen trabajo ni otros ingresos. Eso a cambio de nada y con la regla de que pierden inmediatamente ese beneficio si ingresan al mercado formal de trabajo. Millones de dólares se han transferido entonces a los sectores más carenciados, algunos de esos fondos de presupuesto nacional, o sea proveniente de los impuestos de quienes producen y quienes trabajan pero una gran parte también del endeudamiento externo.
Esa transferencia es la que se toma en cuenta a la hora de establecer las cifras de reducción de pobreza y de re distribución de la riqueza en mi país.
Aunque no tengo cifras se los puedo garantizar, que una gran parte de ese dinero les ha permitido a esos sectores la compra de tecnología para el ocio y el entretenimiento. Miles de teléfonos celulares, gran porcentaje de una empresa multinacional cuyo propietario es uno de los hombres más ricos del mundo. Conclusión un gran programa social, puede decirse de asistencia o de asistencialismo, que insume un esfuerzo de toda la sociedad y que su gran beneficiario final termina siendo un multimillonario extranjero.
Si vamos a la violencia, la situación es alarmante. Mientras que África supera algunos conflictos históricos y algunas naciones que hace pocos años padecían tragedias, hoy se encuentran en crecimiento y con un desarrollo sostenido, en América Latina la violencia asociada al narcotráfico, pandillas callejeras, zonas de ciudades administradas por organizaciones mafiosas y la inseguridad que se respira a lo largo y ancho de continente parecen ser el único índice que crece sostenidamente y no se vislumbran frenos.
Y no sólo es grave el aumento de la pobreza, la obscena desigualdad de la riqueza sino que además las comunicaciones desnudan esta realidad y los jóvenes sin estructura familiar, nacidos y criados en la violencia, con pocas cosas que perder y con expectativas de ascenso social casi nulas, constituyen una gran bomba de tiempo.
Un dato de esta realidad es el índice de homicidios, según la OMS de Ginebra la tasa de homicidios en los países industrializados es de 1 por cada 100 mil habitantes, en Europa del este 15, en África 22 y en América Latina 27,5.
La droga en sus más crudas expresiones ha invadido nuestras sociedades y está tomando el control de nuestra juventud en forma asombrosa. Y uno se tienta sólo en condenar la marihuana, alucinógenos, cocaína, drogas sintéticas, pasta base o crack (residuos de la cocaína) pero el alcohol está teniendo consecuencias trágicas no solo e los jóvenes sino en los niños.
Esto genera problemas de delincuencia, violencia social y familiar, problemas de salud y destrucción de las posibilidades de desarrollo personal.
El abuso y el abandono de nuestra infancia. En una ciudad al norte de Uruguay, días pasados salió en la prensa que una docena de niños de 6 a 8 años dormían en la calle mientras la temperatura marcaba los 4° negativos. La autoridad competente, el INAU, manifestaba que no podía retenerlos sin el consentimiento, apelando a la Convención Interamericana de los Derechos del Niño y quejándose de la falta de medios y recursos económicos. Al margen decimos que el año pasado este organismo devolvió a rentas generales el 40% de su presupuesto porque fue ineficaz para ejecutarlo.
Leí en la prensa que un caso similar a éste pasaba en una ciudad paraguaya.
América Latina había mejorado mucho en el último siglo en materia de educación, según un informe del Banco Mundial entre 1970 y 1990 en países como Paraguay o Uruguay se mantenía un óptimo nivel de matrícula en la educación primaria pero llegaban casi a duplicarse los índices de matriculación en la educación secundaria. En ese mismo informe la matrícula de universitarios en Paraguay era cuatro veces más que en China y en Uruguay quince veces más. En los últimos años ha existido una revolución del conocimiento y la investigación en China. En un ranking realizado por el periódico británico “The Times” en el que habían participado 1300 académicos de todo el mundo incluyendo 300 de América Latina, entre las mejores 200 universidades encabezadas por Harvard y con varias de Estados Unidos, Europa, Australia, Japón, China e Israel, sólo aparece una latinoamericana y en el puesto 195, la UNAM, con 269.000 estudiantes y debido a la performance en Ingeniería y Medicina. En Shanghai en el 2004 se publicó un informe de la Universidad de Jiao Tong, una de las más antiguas de China, destinado a orientar al gobierno y a las propias universidades chinas a los efectos de donde enviar a los estudiantes más brillantes. El estudio se basó en el números de premios Nobel de cada universidad, la cantidad de investigadores citados en publicaciones académicas, y la calidad de la educación en relación al tamaño. De las 400 universidades listadas, en las primeras 10 hay 8 norteamericanas y dos británicas, del resto muy pocas fuera de Estados Unidos y Europa, 9 de China, 8 de Corea del Sur, 5 de Hong Kong, 5 de Taiwan, 4 de SudAfrica, 5 en Brasil, 1 en México, 1 en Chile y 1 en Argentina. De las latinoamericanas, las más próximas son la UNAM y la Universidad de San Pablo, que se encuentran en torno al puesto 200.
Lo peor es que la calidad no solo está relacionada con la falta de rubros ya que por ejemplo en México o en Argentina se destinan cuantiosas sumas a algunas de las Universidades estatales pero son los problemas de gestión y pésima administración lo que llevan a que no se invierta en calidad e investigación.

China reconociendo su mala posición hace veinte años atrás inicia una revolución que incluye la modernización de las 1552 Universidades que tiene, estableciendo aranceles, para quienes pueden pagarlos, que financian el 35% del presupuesto universitario. Existen exámenes de ingreso obligatorios en el que participan anualmente 6 millones de estudiantes, ingresando sólo el 60%, pero se aseguran que la gran mayoría culmine sus carreras. En América Latina en tanto, tenemos monstruos universitarios que consumen suculentos presupuestos provenientes de los impuestos de toda la población, que en muchos casos subsidian a estudiantes que podrían pagar por su educación, a miles de eternos estudiantes que nunca culminan sus carreras o lo que es peor de profesionales sin calidad que terminan trabajando en cualquier cosa menos en su profesión. La investigación o no existe o termina siendo un coto cerrado de algunos catedráticos que se aprovechan de fondos públicos para mejorar sus curriculums o promocionarse al ámbito privado.

China sin embargo en 2009 dedicó el 1,5% de su producto bruto interno a la investigación y el desarrollo. De las publicaciones científicas aparecidas en el 2009 el 10,6% pertenecen a China. El número de sus científicos ya es similar a los de Estados Unidos o equiparables a los de toda la Unión Europea, más de un millón y medio, y en ese sector trabajan 40 millones de personas.
En Uruguay hace dos o tres años la educación pública resolvió reducir las horas de inglés y de informática en el primer año del ciclo secundario (en el ciclo primario público no existe el inglés). En China el gobierno lanzó un programa masivo de enseñanza del idioma inglés que alcanza a 250 millones de niños en todo el país. En el 2005 estaban cubiertas el 90% de todas las escuelas de todo el país, incluyendo cuatro cursos por semana a partir de tercer año de primaria.
Nuestro sistema institucional también muestra señales de deterioro para algunos, tal vez de evolución para otros. Presidentes o familiares directos de presidentes que se postergan en el poder indefinidamente. Partidos que concentran poderes desmedidos. Poderes ejecutivos que además de tener el control de los parlamentos, también tienen influencia cuando no directo control de los poderes judiciales. Denuncias permanentes de censuras de prensa y persecución de periodistas, con casos extremos de cierre de medios.

LAS VENAS SIGUEN ABIERTAS.
Con independencia de las causas o factores, todos podemos concluir que América Latina se ha desangrado y lo peor es que es hemorragia continúa.
La pregunta es ¿que estamos haciendo nosotros frente a ello?.

Mientras todo esto sucede en el mundo, nuestras sociedades destinan gran tiempo a discutir la promoción del aborto, que realizan ONGs, con escasa trayectoria y mínima adhesión pero que invocando Convenciones Internacionales denominadas de los Derechos de Género y Derechos reproductivos, distraen toda la atención pública y de las principales jerarquías de nuestros países.

Asistimos ahora y hace pocas semanas a la promulgación de la Ley de Matrimonio Homosexual en Argentina y nos preguntamos, tanto en uno como en otro caso, ¿en que medida esas normas contribuyen a mejorar a nuestro continente y sus postergadas sociedades?
A veces nos preguntamos, ¿quién diseña nuestra agenda pública y con qué intereses? En los últimos doscientos años hemos asistido a diferentes influjos de lo que se llama ideología. Estas ideologías en principio están reducidas a un núcleo intelectual, meramente académico. La mayoría de las veces nadie nota su presencia, y comienza a tener contacto con el mundo exterior, tímidamente y a través de revistas especializadas o libros de reducida difusión. De un momento a otros e inexplicablemente alguno de esos libros se convierte en best seller, aparecen miles de apóstoles, se promueven seminarios, conferencias y en poco tiempo terminan influyendo en organismos internacionales y en políticas públicas de todo el planeta. Frente a toda esta confusión en la que estamos inmersos, frente a los problemas que nos aquejan y cada vez se agravan más, en un continente que siempre encontró la excusa perfecta para no hacerse cargo de sus errores, padeciendo de la maldición de Eva, echarle las culpas a los demás de nuestros males, de nuestras fatalidades, pienso, ¿no es necesario parar y reflexionar? Por una vez, dejar un momento de lado las urgencias y dedicarnos con honestidad y franqueza a lo importante.
Las ideologías son concepciones teóricas generalmente sistematizadas y cerradas que intentan explicar el funcionamiento de todo y a su vez proponen premisas básicas para lograr los objetivos que también se proponen. En su conformación está implícito que excluyen a todas las demás.

Recuperemos las bases
En esa propuesta de dedicarnos a lo importante y habiendo probado en la realidad que las ideologías poco nos han servido para sobreponernos a nuestras desgracias y solo han contribuido a generar mayor postergación, mayor odio, mayor resentimiento, mayor pobreza, mayor atraso, resulta un imperativo redescubrir las fuentes y fundamentos de una civilización como la occidental que ha tenido grandes avances si lo vemos en la perspectiva de dos mil años de historia.
Y en relación a ello tenemos que revalorizar el pensamiento griego y su confianza en la “razón”.
Hace pocos días estuvo en Montevideo el vicepresidente del Foro Español de la Familia, asesor del parlamento español, Benigno Blanco que nos planteaba justamente en relación a esto un reto interesante de revalorizar los fundamentos de la sociedad.
VI siglos antes de Cristo los atenienses habían tenido contactos con muchos pueblos y civilizaciones, enfrentándose a una inmensa diversidad de culturas, religiones, formas de organización política, social, económica, militar, etc.
Frente a esa diversidad había dos caminos: el seguido por los sofistas que frente a esa diversidad de regímenes, costumbres y morales, no se planteaban ninguna reflexión sino que concluían que “cada uno viva como quiera”.
El otro camino planteado fundamentalmente por Sócrates era el de analizarlo todo y compararlo, tratándose de aclarar que sociedad era más justa, que costumbres contribuían a que el hombre fuera más feliz, que dioses eran ciertos y cuales falsos. Por ser racional sentía la obligación de aclararse, de formarse un criterio, de algo tan sencillo como de definir que era bueno y que era mal, que era conveniente y que inconveniente, que es más justo y que más injusto, me hace o nos hace bien y que nos hace mal, que es cierto y que es falso.
Esto que parece tan normal, si lo razonamos, es un pilar fundamental que nos es legado desde Grecia y que muchas veces no lo aplicamos para resolver con honestidad nuestra realidad actual.
Se distorsionan los análisis y se plantean falsas dicotomías. Si yo no estoy de acuerdo con el matrimonio homosexual o –lo que es peor- con la posibilidad de que éstos adopten, estoy discriminando a las personas por sus opciones y me comparan a un racista. O sea, no puedo decir que creo en un modelo de familia formada por una pareja heterosexual, predestinada naturalmente a procrear la especie y que en su seno se trasmitan los principales valores de solidaridad, libertad, responsabilidad, entre otros.
Que además creo, este justamente es uno de los temas centrales en que debemos concentrarnos a la hora de pensar lo importante. La crisis social en América Latina está directamente relacionada con la crisis de la familia y – reflexiono – hasta que punto no existe una ideología de género obstinada en destruir ese modelo de familia y crear alternativas de vida que permitan a algunos centros de poder controlarnos o quien sabe que otros objetivos, control de natalidad, reducción de etnias, etc.

Otra pilar fundamental de nuestra civilización es el legado de Roma y no precisamente el expansionismo ni el militarismo que también fueron características de ese impresionante imperio. Precisamente por esa violencia que tenían se dieron cuenta que necesitaban un sólido régimen de Derecho para someter sus costumbres y cuestiones sociales a reglas claras y con fundamentos.
Categorías jurídicas que heredamos de Roma y que tienen plena vigencia. Reglas referentes a las Personas, Bienes, derecho de familia, cuestiones básicas que tienen su fundamento y que se han probado por siglos. A veces queremos ser innovadores y terminamos siendo esnobistas. Queremos cambiar cosas porque pensamos que resolvemos algunas cosas y terminamos generando más problemas y más injusticias.
En tercer lugar, necesariamente debemos hacer una referencia a un pilar fundamental de nuestra civilización, el legado de valores judeo cristianos.
Yo soy cristiano pero no quiero ni voy a realizar un planteo desde el punto de vista religioso, teológico o evangelizador. No podemos desconocer la importancia que tiene en la construcción de nuestra civilización la concepción judeo cristiana de la vida.
Y ahí partimos desde el Génesis, XII o XIII siglos antes de Cristo, Moisés escribe la tradición ya presente en el pueblo judío y recoge fundamentos de cómo podemos entender el mundo y entendernos a nosotros mismos.
Primero que somos parte de la creación y quien nos creó es un ser racional e inteligente y de ahí entendemos nuestra cuota de razón en la que se confiaba Sócrates.
Segundo que esa creación fue un acto de amor, y ese acto de amor también marca la relación con nuestros semejantes y hasta con el resto de la creación con la que debemos compartir el planeta.
Ese amor es el que Jesús, ya en el nuevo testamento lo coloca en primer lugar y podemos decir que por encima de la ley. Como gran mandamiento Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Tercer y no por el lugar menos importante, los derechos humanos nacen en el momento mismo de la creación y ahí es trasmitido por Moisés en su legado. El derecho a la vida por el sólo hecho de ser un humano, inherente a su personalidad y no dependiente de nada que lo establezca. El derecho a la libertad, el “libre albedrío”, la libertad de pensar, de actuar, de moverse, de elegir – incluso lo que no nos conviene. Del legado judío cristiano recibimos eso que muchas veces no valoramos que Dios creador y todopoderoso, nos da la opción de elegir y sin perjuicio de que nos advierte sobre las bendiciones de la obediencia y las maldiciones de la desobediencia, no interviene a la hora de dejarnos optar sobre lo que elegimos como camino de vida.
El valor de la solidaridad también surge del propio texto bíblico en toda su extensión, el valor de la paz, por citar solamente algunos.
Que nos ha pasado, hemos perdido la fé, hemos subestimado a la razón, hemos despreciado al derecho y estamos dejando paso a la construcción de un modelo de sociedad que no sabemos la dirección que tiene ni que objetivos persigue.
Nos dice Benigno Blanco que el hombre contemporáneo se ha separado de las raíces intelectuales de esas cosas valiosas que disfrutaba como los Derechos Humanos, el derecho a la vida, la dignidad, la libertad, la ética, la familia, el matrimonio; entonces ya no las entiende. Estamos perdiendo la calidad humana de la vida porque aunque vivimos esa estupenda herencia que recibimos, no sabemos mantenerla ni mejorarla por no entender o por no comprender las bases sobre que se sustentan.

El presidente electo de Francia Nicolás Sarkozy en su discurso de asunción y refiriéndose a esa decadencia decía: “ el Mayo del 68 nos había impuesto el relativismo intelectual y moral. Los herederos del 68 habían impuesto la idea de que todo vale, de que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo bello y lo feo. Habían querido hacernos creer que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos alumnos, que no había diferencias de valor y de mérito. Habían querido hacernos creer que la víctima cuenta menos que el delincuente, y que no puede existir ninguna jerarquía de valores. Habían proclamado que todo está permitido, que la autoridad había terminado, que las buenas maneras habían terminado, que el respeto había terminado, que ya no había nada que fuera grande, nada que fuera sagrado, nada admirable, y tampoco ya ninguna regla, ninguna norma, nada que estuviera prohibido”. Asimismo recordaba el eslogan que lucía en las paredes de la Sorbona: “Vivir sin obligaciones y gozar sin trabas”.

Es recomendable el valiente discurso de Oscar Arias en la Cumbe de las Amércias en Cancún, en febrero de 2010….” Muchos quieren abordar un oxidado vagón al pasado, a las trincheras ideológicas que dividieron al mundo durante la Guerra Fría. América Latina corre el riesgo de aumentar su insólita colección de generaciones perdidas. Corre el riesgo de desperdiciar, una vez más, su oportunidad sobre la Tierra…. Honrar la deuda con la democracia quiere decir mucho más que promulgar constituciones políticas, firmar cartas democráticas o celebrar elecciones periódicas. Quiere decir construir una institucionalidad confiable, más allá de las anémicas estructuras que actualmente sostienen nuestros aparatos estatales. Quiere decir garantizar la supremacía de la ley y la vigencia del Estado de Derecho, que algunos insisten en saltar con garrocha. Quiere decir fortalecer el sistema de pesos y contrapesos, profundamente amenazado por la presencia de gobiernos tentaculares, que han borrado las fronteras entre gobernante, partido y Estado. Quiere decir asegurar el disfrute de un núcleo duro de derechos y garantías fundamentales, crónicamente vulnerados en buena parte de la región latinoamericana. Y quiere decir, antes que nada, la utilización del poder político para lograr un mayor desarrollo humano, el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestros habitantes y la expansión de las libertades de nuestros ciudadanos…. Ni el colonialismo español, ni la falta de recursos naturales, ni la hegemonía de Estados Unidos, ni ninguna otra teoría producto de la victimización eterna de América Latina, explican el hecho de que nos rehusemos a aumentar nuestro gasto en innovación, a cobrarle impuestos a los ricos, a graduar profesionales en ingenierías y ciencias exactas, a promover la competencia, a construir infraestructura o a brindar seguridad jurídica a las empresas. Es hora de que cada palo aguante la vela de su propio progreso.”
Para finalizar una referencia más en relación a que más allá de las estructuras, las organizaciones y los sistemas, volvemos a las bases y debemos concentrarnos como lo decía en este caso Isócrates, en las personas. Que clase de líderes queremos o necesitamos en América Latina.
Dicen los japoneses que el pescado se empieza a pudrir por la cabeza y podemos aplicar el refrán respecto a las sociedades.
Necesitamos líderes con virtudes, con una voluntad inquebrantable de hacer lo que se debe. Que mantengan una distancia interior igualmente ante el éxito o el fracaso. Una fortaleza de espíritu para no caer en la peligrosa soberbia. A ese respecto Isócrates decía que “los que no resultan corrompidos por el éxito, ni se enajenan, ni se vuelven soberbios, antes bien permanecen en la disposición propia de los hombres prudentes”.
Y como si fuera poco y referente a algo tan importante, la integridad de los hombres públicos, la transparencia.
“Procurad que vuestra actuación pública no sea astuta u oculta, sino tan sencilla y tan clara, que ninguno, aún queriendo, pueda fácilmente calumniaros”.
Cuanta claridad, cuanta sencillez, cuanta transparencia, cuanta honestidad sobre todo honestidad intelectual –porque la otra debería descontarse- necesitamos de nuestros líderes para conducir a nuestros pueblos por caminos de progreso y desarrollo integral.
Que Dios nos ayude, nos ilumine y nos de la sabiduría necesaria para seguir el camino correcto.
Gerardo Amarilla
Conferencia dictada en Asunción del Paraguay, el 31 de julio de 2010, en evento organizado para la Formación de la Facultad de Derecho de la Universidad Evangélica de Paraguay y con el apoyo de la Asociación de Abogados Cristianos del Paraguay, el Centro de Formación de Liderazgo y la Convención Evangélica Bautista del Paraguay.